Vuelve el 'No cambié'
La 'Superestar' Tamara de Netflix y la reivindicación de los iconos denostados: "Nos enfrenta a nuestros defectos como sociedad"
'Superestar', la nueva serie sobre Yurena, se enmarca en la moda por dignificar a figuras maltratadas mediáticamente en el pasado

Los protagonistas de la serie de Netflix 'Superestar' / NETFLIX
Marisa de Dios
Este viernes 18 de julio Netflix ha estrenado la serie 'Superestar', que recuerda los momentos de gloria que vivieron Tamara, Leonardo Dantés, Paco Porras, Arlequín, Tony Genil y Loly Álvarez a principios de los años 2000 gracias a sus sonadas discusiones en 'Crónicas marcianas' y el 'pelotazo' de la canción 'No cambié'. La ficción creada por Nacho Vigalondo y producida por los Javis, cómica y alocada pero por momentos también triste, reivindica a esta singular 'troupe' que llenó horas y horas de televisión, aunque nunca se los tomó en serio.
No es la primera vez que la pequeña pantalla intenta dignificar a figuras denostadas del pasado. Algunos de los últimos ejemplos son la serie de La Veneno, también de los Javis; el documental sobre Nevenka Fernández, la concejal que denunció al alcalde de Ponferrada por acoso sexual y que fue sometida a un juicio mediático por ello; la docuserie '¿Yo fui mujer florero?', que reflexiona sobre el papel de las féminas, como las Mama Chicho, en la televisión de los 80 y los 90, y 'SuperSara', que deja en evidencia lo mal que se trató en los platós a Sara Montiel en sus últimos años de carrera.
En algunos casos, ni los propios creadores tenían previsto desde un principio incidir demasiado en la crítica social que acabaron planteando en sus trabajos. Es lo que le pasó a Valeria Vegas, la directora de 'SuperSara'. "Sara Montiel soportó una humillación pública muy fuerte. Que acudira a los programas [del corazón] no validaba todo lo que decían sobre ella, aunque en aquel momento lo normalizábamos", considera la también escritora, que confiesa que no se había planteado desde el inicio hacer esa crítica, "sino que fue surgiendo".
Elena Neira, profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, apunta a la efectividad que tiene la nostalgia sobre el público como uno de los motivos de la moda por este tipo de formatos que busca devolver la integridad a figuras maltratadas mediática y socialmente. "La nostalgia te permite introducir un material de una manera mucho más sencilla que aquellos entornos en los que exiges al espectador realizar un esfuerzo, que se lance a la aventura, que haga un acto de fe y descubra las cosas", considera.
Elogio y expiación
Coincide con ella Sergi Mas, crítico de televisión de EL PERIÓDICO. "La nostalgia es buena, siempre que no se abuse de ella", apunta. "Nos traslada a una época que vivimos hace 30 años y cada imagen, cada nombre, cada recuerdo, nos retorna a momentos puntuales de nuestra vida. Por eso ver a Tamara, Dantés y a otros en 'Superestar' nos va a enviar señales cariñosas que ya no tenemos y realizaremos un cariñoso viaje al comedor donde veíamos aquellos programas, la compañía... Eso siempre suma", añade.
Pero para Neira hay un motivo más de peso en el elogio y expiación de estas figuras que estamos viendo últimamente. "Es la vocación de intentar enfrentar a las nuevas generaciones al hecho de que los temas que les interesan no son nuevos, sino que tienen sus raíces en situaciones del pasado".

Nevenka Fernández, en 'Nevenka' nueva serie documental de Netflix. / NETFLIX
Pone como ejemplo el documental de Netflix 'Nevenka'. "Es un ejercicio de dejar constancia de que esto que estamos haciendo ahora de reivindicar que haya consentimiento, del solo sí es sí, no es una cuestión de ahora, sino que viene de antes. Eso le da muchísimo más peso y anima a un debate mucho más vivo, porque nos hace enfrentarnos a nuestros defectos como sociedad", explica.
Reacción visceral
"Si en los años 90 Nevenka Fernández denunció que un tío la había acosado y nadie la creyó, sino que se convirtió en un personaje denostado, y han pasado 30 años y en el fondo seguimos enfrentándonos a las mismas problemáticas, no solo juegas con la nostalgia. Juegas con esa reacción visceral, emocional y profunda de preguntarte: ¿cómo puede ser que no se hayan traspasado ese umbral de creencias?", subraya Neira.

Pepón Nieto, Ingrid García-Jonsson y Secun de la Rosa, como Tony Genil, Tamara y Leonardo Dantés en 'Superestar' / CARLA OSET / NETFLIX
"Si eres un ejecutivo que quiere encontrar un contenido que no deje indiferente al espectador, la nostalgia y ese examen de conciencia con nuestra historia pasada son elementos que pueden ayudar muchísimo a la popularidad del producto". Según recalca, es lo que ocurrió cuando el documental de Nevenka incorporó las polémicas declaraciones de Ana Rosa Quintana sobre el caso: "El ruido que se genera y la reacción en contra, sobre todo viniendo de una periodista que todavía está en activo, es muy encendida y eso a los programadores les encanta".
"Búsqueda de referentes constantes"
Pero este "revisionismo, a pesar de querer dignificar, a menudo juega con límites poco claros entre empatía y espectáculo", advierte el politólogo Sergi Schinkel Bertran, para quien esta nueva mirada sobre estos personajes responde a "una mayor conciencia social sobre las violencias estructurales y una cultura más atenta a la diversidad y la pluralidad de voces".
Sin embargo, señala que en el trasfondo de esta ola revisionista también planea otra cuestión: "La necesidad contemporánea de convertir cualquier figura pública en un ídolo". "En una cultura que busca referentes constantes, a menudo se tiende a transformar vidas complejas, contradictorias o simplemente humanas en relatos heroicos o redentores, como si solo desde la epopeya fuera posible legitimarlas".

Una imagen de archivo de Cristina Ortíz Rodríguez, 'La Veneno'. / Atresmedia
Eso tiene sus peligros. "Puede derivar en una nueva forma de simplificación, donde se solapa la reparación con la mitificación y donde incluso las figuras que habían sido tratadas como 'frikis' pasan a ser reaprovechadas como símbolos, independientemente de si su historia lo sostiene o si ellas mismas lo desean".
"Un bien queda general"
En el caso de Tamara y compañía, Sergi Mas cree, además, que "la televisión tuvo la dureza o el juicio que ellos permitieron". "Ni a Tamara ni a Leonardo Dantés les pusieron una pistola en el pecho para que aparecieran", afirma.
Eso sí, está convencido de que a día de hoy no podría producirse un fenómeno así: "Para nada. Ya han pasado 30 años, el consumo televisivo es muy diferente, hoy se juzga más rápido, las redes sociales generan mucho más ruido y existe un bien queda general que toleraría poco la presencia de estos personajes".
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